Necesité sentirme observado, perseguido por tu mirada y olvidar que el cielo no era la tierra. Ahora necesito que me susurres una canción de cuna al oído, o digas cualquier cosa que sólo pueda escuchar yo. Perdí mucho tiempo sentado en la ventana, pensando si era el momento indicado para ir a dar una vuelta, pero nunca me atreví, no sé que pasó, sentí miedo de saltar, fueron momentos improductivos.
Cuando escasean las ideas por aquí, se comenten estupideces. Causa y efecto, siempre sucedió, nunca olvido que, cuando vivía en Palermo, a falta de uno había dos. De lo que se te ocurra. Ahora trato de volver a mantener frescas las ideas e intentaré decir y hacer cosas coherentes, para mi obviamente.
Siento un poco más de libertad y a pesar de que la soledad me ha hecho aprender muchas cosas, no deja de ser aterradora, sobre todo cuando creo escuchar una suave voz pronunciar mi nombre y levanto la mirada para responder, pero no hay nadie.
A veces pienso que estoy muerto, abro la puerta y me doy cuenta de que no. Entonces, si estoy vivo sería muy buena idea empezar a vivir... o por lo menos a bañarme más seguido.
Aterradoramente solo, el ranah’s®
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