Thursday, May 29, 2008

Uno de los niños gritó:
- Satanás!
En medio de la enmudecida ciudad, enterrada bajo si misma después de una notable estupidez humana. Callejones blanco y negro, con gente ensangrentada moviendo sus manos como despidiendo a un familiar.

Los soldados no siempre hacían las mismas rutas, sus drogas se terminaban y seguramente se empezaban a fastidiar, porque así son las drogas, cuando las fastidias; son como personas paralelas intentando escapar por medio ti.

Sin duda me cuesta continuar escribiendo sin cigarrillos y es que habemos personas así, hay otras que van por ahí matando gente y otras, cobardes, que mandan a matar.

Los niños jugaban a pesar de la guerra y veían a satanás caer del cielo como un rayo, lo escuchaban estrellarse con la tierra para llegar hasta el infierno y lograr la suprasensibilidad, exactamente igual que dios. Los niños mucho saben de estas cosas y guardan basuritas (en sus bolsillos), con las que en cualquier momento empezaran a jugar.

Tal vez nadie en esta guerra se esperó que llovería, gris y pausadamente, como si fuera para siempre, en pleno mes de mayo. Relámpagos sembrándose en tu planeta, te limitas detrás de la ventana y como a mí: te cuesta ver más allá, porque la ventana te seduce, haciéndote quererla atravesar.

Miles de personas florecían de los suelos, después de haber sido sembradas por las balas, de cubierta fría y desesperada, contacto con tu sien en todo lo breve y liviano de la luz, cuando la tienes en contra y parece recortar tu cuerpo, como se recorta con una tijera un papel, como si se tratara de otro idioma.

Los fantasmas de las estrellas se veían desde los soldados, desde sus cascos carcomidos por la impotencia y las gotas del tiempo sin preguntas para responder. Escondidos en esos mismos cascos, tan gastados y temerosos como el cristal, los soldados en su concisión, ametrallados a una carta de amor, que se les escapa de las manos.

Incluso en la oscuridad se hace complejo recordar todos los acontecimientos de aquellas insulsas batallas, porque miles de voces gritando detrás de los muros, cubriéndose del frío, fueron calladas. Los niños pequeños a veces las repetían, para no olvidar nunca nada, miraban fijamente a los soldados, desafiándolos a no mover un dedo; ellos cobardemente aceptaban y se daban la vuelta, haciéndose los desentendidos... con los dientes apretados.

Algunas mujeres tradicionales permanecen siempre en la ventana, coqueteando con las balas y la sangre de personas muertas. Las personas, incluso vivas, son intangibles, no son individuos, ni conforman un ser... ni siquiera pueden hablar.

Siento gotas encendidas de bencina clavándose en mis ojos; imagino que te puedo ver mientras coma chocolates y llene mi cuerpo de cables eléctricos, fingiendo electrocutarme.

.jhnlss
Las aves son reptiles y vuelan desde el agua, calladamente en lo azul del cielo, entre sus nubes de algodón flotante y sus dioses de color. El cielo alberga personas importantes que no existen y que a muchos atemorizan; yo creo que el cielo no es tan grande como parece, a pesar de su inmensidad.

Hay días en que el cielo se derrama, sus argumentos se le vienen al piso, la tierra se convierte en un lugar cercano y nosotros creemos tener todo bajo control. Viajamos a toda velocidad, sobre barcos de papel que se confunden entre canciones y agujas de tocadiscos, y a pesar de estar encerrados en casa, sabemos que en algún lugar del afuera hay un pedazo azul para mirar.

Los reptiles andan descalzos, se arrastran para no llamar la atención... su sangre es diferente a la nuestra. Algunos pasearon sobre mis pies cuando era niño y colorearon mi aprendizaje animal, algunos morían cerca de casa y se confundían con los demás reptiles, algunos se levantaban a pesar de estar muertos y se iban caminando por ahí como si nunca hubiesen fallecido; yo bajaba la cabeza y seguía asesinando soldaditos de plástico o incendiando los autos blancos estacionados en la entrada, los mismos autos que nunca incendié, ni se me pasó por la mente, porque mi sangre no es igual.

Recuerdo haber matado miles de soldados. Una y otra vez. A algunos les arrancaba la cabeza, a otros los dejaba caer desde el techo. A muchos nunca los encontré, a pesar de estar muertos y no poderse mover; suceden muchas cosas extrañas cuando eres niño y el hecho de que las aves son reptiles no lo puedes aceptar.


El cielo y sus argumentos no son siempre tan importantes: Opino que las religiones tienen problemas, algunas son demasiado agitadas y alaban de más, le dan mucha importancia al dinero y mencionan frecuentemente a satanás. Yo pierdo el tiempo encontrando personas que han venido del cielo, que están cada vez más cerca de casa, casi tanto que se empiezan a alejar.

Yo no olvido algunas cosas, me hacías pensar en lo azul del cielo, aunque eres de otro lugar.

.jhnlss