Las aves son reptiles y vuelan desde el agua, calladamente en lo azul del cielo, entre sus nubes de algodón flotante y sus dioses de color. El cielo alberga personas importantes que no existen y que a muchos atemorizan; yo creo que el cielo no es tan grande como parece, a pesar de su inmensidad.
Hay días en que el cielo se derrama, sus argumentos se le vienen al piso, la tierra se convierte en un lugar cercano y nosotros creemos tener todo bajo control. Viajamos a toda velocidad, sobre barcos de papel que se confunden entre canciones y agujas de tocadiscos, y a pesar de estar encerrados en casa, sabemos que en algún lugar del afuera hay un pedazo azul para mirar.
Los reptiles andan descalzos, se arrastran para no llamar la atención... su sangre es diferente a la nuestra. Algunos pasearon sobre mis pies cuando era niño y colorearon mi aprendizaje animal, algunos morían cerca de casa y se confundían con los demás reptiles, algunos se levantaban a pesar de estar muertos y se iban caminando por ahí como si nunca hubiesen fallecido; yo bajaba la cabeza y seguía asesinando soldaditos de plástico o incendiando los autos blancos estacionados en la entrada, los mismos autos que nunca incendié, ni se me pasó por la mente, porque mi sangre no es igual.
Recuerdo haber matado miles de soldados. Una y otra vez. A algunos les arrancaba la cabeza, a otros los dejaba caer desde el techo. A muchos nunca los encontré, a pesar de estar muertos y no poderse mover; suceden muchas cosas extrañas cuando eres niño y el hecho de que las aves son reptiles no lo puedes aceptar.
El cielo y sus argumentos no son siempre tan importantes: Opino que las religiones tienen problemas, algunas son demasiado agitadas y alaban de más, le dan mucha importancia al dinero y mencionan frecuentemente a satanás. Yo pierdo el tiempo encontrando personas que han venido del cielo, que están cada vez más cerca de casa, casi tanto que se empiezan a alejar.
Yo no olvido algunas cosas, me hacías pensar en lo azul del cielo, aunque eres de otro lugar.
.jhnlss
Hay días en que el cielo se derrama, sus argumentos se le vienen al piso, la tierra se convierte en un lugar cercano y nosotros creemos tener todo bajo control. Viajamos a toda velocidad, sobre barcos de papel que se confunden entre canciones y agujas de tocadiscos, y a pesar de estar encerrados en casa, sabemos que en algún lugar del afuera hay un pedazo azul para mirar.
Los reptiles andan descalzos, se arrastran para no llamar la atención... su sangre es diferente a la nuestra. Algunos pasearon sobre mis pies cuando era niño y colorearon mi aprendizaje animal, algunos morían cerca de casa y se confundían con los demás reptiles, algunos se levantaban a pesar de estar muertos y se iban caminando por ahí como si nunca hubiesen fallecido; yo bajaba la cabeza y seguía asesinando soldaditos de plástico o incendiando los autos blancos estacionados en la entrada, los mismos autos que nunca incendié, ni se me pasó por la mente, porque mi sangre no es igual.
Recuerdo haber matado miles de soldados. Una y otra vez. A algunos les arrancaba la cabeza, a otros los dejaba caer desde el techo. A muchos nunca los encontré, a pesar de estar muertos y no poderse mover; suceden muchas cosas extrañas cuando eres niño y el hecho de que las aves son reptiles no lo puedes aceptar.
El cielo y sus argumentos no son siempre tan importantes: Opino que las religiones tienen problemas, algunas son demasiado agitadas y alaban de más, le dan mucha importancia al dinero y mencionan frecuentemente a satanás. Yo pierdo el tiempo encontrando personas que han venido del cielo, que están cada vez más cerca de casa, casi tanto que se empiezan a alejar.
Yo no olvido algunas cosas, me hacías pensar en lo azul del cielo, aunque eres de otro lugar.
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